O mejor no, gracias y hasta nunca (9/52) Durante los años que estuve en el colegio cada 8 de marzo me llenó de una ansiedad absurda. Esas mañanas frías empezaban con vendedores de flores en la entrada: Rosas rojas, claveles rosados, margaritas amarillas, rosas blancas y flores de peluche, que terminaban en las manos de muchos […]