Las palabras tienen poder

Aún más si son para ti: Creer para ser, no ver para creer

No creo en los nuevos comienzos, segundas oportunidades o borrar cuentas existentes. Creo en cambiar. (7/52)

Siempre he tenido problemas para darme nombres, títulos o atributos. Aunque esté terminando la carrera de diseño, escriba con bastante frecuencia y sea creadora de contenido, me cuesta mucho trabajo hablar de mí misma como una diseñadora, escritora o artista. Es un problema personal con las palabras, algo irónico considerando que, bueno, estoy aquí escribiendo cada semana (o cada día, dependiendo de cuánto sufra con la historia en la que esté trabajando).

Y por eso me veo a mí misma como una masa brillante y blandita, como esta

Comentario importante de Cam: Esta es una de las historias que más he sufrido.
El problema está en que no quiero ser pretenciosa o creer cosas que no son tan reales como me gustaría que fueran, que es lo que un montón de personas que conozco están haciendo y… No funciona, para nada. No puedes decir que eres poeta, bailarina o youtuber así como así, sin tener ni idea de nada, amiga. Es una falta de honestidad crónica no solo con los que te rodean pero contigo. Solo quiero evitar que tus sueños tristes estallen en pedacitos.
También quiero evitar que mis sueños tristes estallen en pedacitos y por eso lo evito. Evito darme nombres, decir qué hago con mi tiempo libre y mantengo las cosas tan ambiguas como puedo.

¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL SER ALGO, VIDA?

Otra aclaración importante de Cam: Sé que parece que tengo algo contra los youtubers porque hablo del tema en mal tono cada que lo menciono, pero tengo algo contra los youtubers que conozco. De verdad no se imaginan cuantas personas que tengo agregadas en Facebook han subido tutoriales de maquillaje, peinados y otras cosas de una calidad terrible, y aún así piden suscriptores. Es por ellos que lo digo.

El inicio del problema

Aunque no quiero darme un nombre, quiero que alguien más me lo de. Quiero que me llamen artista, escritora, fotógrafa y todas las cosas que apliquen, pero que alguien más lo haga para, aunque siga sonando pretencioso, no me engañe a mí misma. Es algo así como una medida de seguridad.
Sin embargo, a pesar de este crónico problema de nombres descubrí que me siento más que cómoda hablando de mí en tercera persona y es importante analizar por qué no solo porque tengo curiosidad, también porque es raro. Debería dejar de hacerlo. O no debería…

Cam se recuerda todos los días que su nombre es Cam

Comentario de Cam #1: Sé que esto parece no tener absolutamente nada que ver con el hecho de que soy escritora, diseñadora o lo que decida llamarme, pero prometo que algunos párrafos después todo tendrá sentido.

“A Cam le gusta escribir”

“Cam está tomando chocolate”

“Cam está escribiendo en tercera persona”

“Cam es medio boba a veces”

(Cam un día cualquiera)

Desde mi dudosa lógica, convertirme en una tercera persona que valida cosas para mí funciona. No soy yo la que escribe, es Cam. Cam hace las cosas y yo soy… La cosa que las hace para ella. Cam es… Cam.

Y… ¿Cam? ¿De dónde viene?

Es una historia más o menos aburrida.
Cualquier persona que se llame Paula, Laura, Andrea o Camila entenderá miindignación: Todas se llaman así. Este hecho, antes de ser alentador porque tenemos papás con no tan mal gusto en nombres, es abrumador. Nombres repetidos en cada lista del colegio o cadena de comida rápida, apodos simples de los que cualquier persona se apropia y la eterna confusión de no saber si cuando gritan tu nombre te están llamando a ti o a una de tus muchas homónimas.

CLONES EVERYWHERE

Aunque no estudié con tantas personas llamadas Camila como para convertirse en algo problemático, sabía que no era especial. Era otra en la lista, junto con las 61.000 niñas nacidas entre 2000 y 2012 en Colombia según páginas del estado a las que probablemente darían Cami como apodo porque, bueno, ¿qué otra opción existe?
Comentario de Cam #2: El problema con los apodos así de fáciles y predecibles es que cualquiera cree que tiene derecho a decirte así porque conoce a alguien más a quien llaman así y está bien con eso, y es increíblemente molesto. Hay pocas cosas que me sacan más de quicio que el exceso de confianza de algunos desconocidos que piensan que está bien decirme Cami, ¿qué tal que eso desencadene algún trauma infantil complicado? Inconscientes. Los odio.
Viví como una Cami anónima hasta hace más o menos unos cinco años cuando accidentalmente me di un nuevo nombre. La historia de su origen también es algo incierto para mí entonces otro día, si recuerdo la razón, habrá una larga larga explicación.

La vida de una persona con nombre aburrido

Cam viene de un accidente en Twitter y se quedó. Esas tres letras con las que más o menos en cada historia sueno completamente obsesionada son como un ancla para mí. Son esa cosa pequeña y diferenciadora que me hace feliz porque sí, porque se sienten mías y se sienten verdaderas como ninguna otra cosa. Son más reales que el hecho de ser escritora, diseñadora o artista.
OTRO comentario de Cam: Soy una total obsesionada con eso pero no deberían juzgar porque sé que interiormente a todos les gustó alguna vez la forma en la que alguien más los llamó entonces no mientan, NO MIENTAN.

Conclusiones importantes

Entonces siguiendo el argumento en el que iba, ser Cam es algo mío. No se siente pretencioso, no se siente falso, no es una mentira más en la cobija gigantesca de mentiras en la que vivo (Ejemplo: Es mentira que no me gustan las brevas, la verdad es que nunca he probado una para afirmarlo).
Cam es un algo pequeño pero poderoso, y vino de mí, de mi cerebro, o de un tecleo accidental, y alguien a quien conocí confirmó su importancia.

“Las palabras tienen poder”, o eso me dijo Amalia Andrade en su firma de libros

(¡TENGO UNA FIRMA Y SOY MUY FELIZ POR ESO!)

Tiene toda la razón y me siento un poco tonta por no notarlo antes, ¿cómo es posible que alguien que escriba tanto como yo y tenga la escritura por encima de muchas cosas no lo sepa? Las palabras tienen poder, mis palabras tienen poder.

Hasta estas palabras lo tienen, especialmente porque me encanta Gravity Falls

Y si pude apropiarme de esas tres letras (Cam, para los distraídos), ¿por qué no apropiarme de palabras más conocidas y tomarlas como algo mío?
Por eso hoy, con el poder de las palabras escritas en páginas web (que es muchísimo mayor porque me podrían leer hasta en India o Alemania), me concedo los siguientes títulos y espero ser suficiente para ellos.
1. Escritora
2. Diseñadora
3. Maestra de sándwichs de queso en parrilla
4. Artista
5. Fotógrafa
6. Ilustradora
7. Cantante desafinada
8. Chef de cocina experimental
9. Ciclista (Esta es un experimento, no sé montar bici pero si las palabras tienen poder… ¿Qué podría salir mal?)

Y tú, ¿qué títulos te concedes?


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